17 Enero 2007
Los países del Mediterráneo adoptan normas para medir la capacidad pesquera y evaluar su impacto.
La Comisión General de Pesca del Mediterráneo también ha decidido cambiar las mallas para beneficiar la reproducción de los peces juveniles y ha acordado nuevas reglas para la pesca de atún y establecer un Plan de recuperación de 15 años.
Madrid. 17/01/2007
Rose Mary Acedo
Los países cuyas flotas pesqueras navegan en aguas del Mediterráneo acordaron la pasada semana en Roma, un paquete de medidas destinadas a la conservación de la población de peces en la zona, entre las que destacan el acuerdo de establecer un conjunto de normas para medir la capacidad de las flotas pesqueras en la zona y evaluar su impacto en los recursos pesqueros compartidos, según ha informado la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO).
Se trata de la primera vez que se llega a un consenso de este tipo, que según Alain Bonzon, secretario general de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM), se trata de una “herramienta para obtener un panorama completo del tipo de pesca que se está realizando en la zona y ser capaces de afrontar la gestión de las pesquerías de diversas especies”. Además, permitirá “mejorar y hacer recomendaciones específicas” a las distintas flotas pesqueras.
Por otra parte, la CGPM ha decidido cambiar la forma de las mallas en la sección final de las redes arrastreras utilizadas para especies como el mujol y la merluza. Con las nuevas medidas los peces juveniles podrán escapar y finalmente reproducirse, que es de lo que se trata para poder conservar la población de peces.
En cuanto a las nuevas reglas adoptadas para la pesca de atún se incluye un Plan de 15 años para la recuperación del atún rojo, que se encuentran en la actualidad agotadas por lo que el nivel de capturas actual se encuentra muy lejos del alcanzado en épocas anteriores.
El Plan de recuperación, que se desarrollará hasta 2022,contempla períodos de parada técnica de seis meses para algunos tipos específicos de buques de pesca, prohíbe el uso de aviones para localizar los bancos de atún, la captura de atunes por debajo de 30 Kg, salvo en determinadas circunstancias, y exige una información más precisa sobre las capturas de esta especie.
También será obligatorio desembarcar las capturas en determinados puertos y obliga a los países a situar observadores en las embarcaciones de pesca para vigilar que se cumplan las normas establecidas.
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